miércoles, 23 de diciembre de 2009

¿Quién entiende mis padecimientos?

APUNTES DEL TEXTO PSICOANÁLISIS Y MEDICINA,

del libro Freud y Lacan –hablados- 1




¿Qué psicoanalista actualmente, a pesar de las pretensiones teóricas del psicoanálisis, no quiere curar cuando trabaja, no tiene ambiciones de curar cuando practica el psicoanálisis?

Esta ambición de curar sería para el mismo psicoanálisis un defecto del psicoanalista.

El propio Freud escribe que en su práctica cotidiana sólo sentía tranquilidad cuando alguien le contaba un sueño, es decir, cuando el paciente se dignaba a hablarle de algo que podía entender por conocer su modo de producción.

La medicina nunca comprendió y no comprende al paciente neurótico, al paciente nervioso. En los ambulatorios, el 50% de los pacientes están desatendidos médicamente porque concurre con padecimientos mentales y los ambulatorios no tienen asistencia médica específica para este tipo de enfermedades.

La medicina experimenta con el paciente neurótico nuevos métodos terapéuticos frustrados, en tanto ninguno de ellos tiene en cuenta el descubrimiento psicoanalítico. Freud atribuye a la afectividad, a los sentimientos, la capacidad de enfermar el organismo.

¿En qué universidad se enseña esta nueva disciplina? ¿Dónde se transmite la experiencia que permitirá curar enfermedades que todavía no fueron concebidas como tales por la medicina?

Muchas veces pensamos que el paciente finge. Aún hoy los síntomas nerviosos son mal vistos, son considerados como un vicio o un capricho.

Hay enfermedades que son crónicas para la Medicina y que para el Psicoanálisis se transformarían en enfermedades agudas. Por ejemplo la úlcera. Comienza cuando uno es muy jovencito con una especie de gastritis, una especie de rabia por todo, una especie de impotencia por hacer lo que los otros nos piden, nuestros padres, nuestra mujer, nuestro jefe. Ya para entonces la gastritis se ha convertido en una pequeña ulcerita y eso quiere decir una pérdida de sustancia. A nadie se le ocurriría cortarse un dedo, a Van Gogh se le ocurrió cortarse una oreja. Sin embargo hay millones de personas que son capaces de cortarse un poquito de estómago y nadie piensa que están locos.

Tenemos que llamar la atención sobre el bombardeo de medicamentos a los cuales todos estamos acostumbrados, tanto pacientes médicos como pacientes psiquiátricos. Habrá que proponerle al paciente algo que la medicina no tiene para proponer, que es otra mirada, otra visión sobre la problemática que lo aisla.

Los licenciados en Psicología no están capacitados para entrar en el mundo del inconsciente y si lo hacen son curanderos si todavía no cumplen los requisitos de ser psicoanalista.

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