jueves, 18 de marzo de 2010

Una semana con el maestro

16 de Marzo de 2010
UNA SEMANA CON EL MAESTRO

Han sido unos días muy interesantes al lado del maestro. Cuando días atrás supe de su visita, de la organización de un recital poético el día de la inauguración de la muestra de Amelia Díez, mi alegría se multiplicó. Hacía tiempo que el mar le echaba de menos, que los rayos de sol añoraban su piel. Y no es que el contacto con el poeta sea lejano, pues sus libros acompañan mi breve tiempo. Ni es que el profesor esté lejos, pues cada semana son varios los encuentros en los que el deseo por aprender se multiplica. Pero es digno reconocer que compartir unos días con él en Málaga siempre resultan muy especiales. Las historias de su vida, sus planteamientos teóricos, las lecturas en voz alta en el salón, las conversaciones en el almuerzo o en la cena… Es una compañía que no se puede desperdiciar.
Este año, más especial si cabe que los anteriores. Ser candidato al Nobel de Literatura es un importante reconocimiento para un escritor, pero también es una gran alegría para sus alumnos, aquellos que bebemos de su sabiduría y nos dejamos guiar por la luz de su obra. Dar a conocer a otros aquello que a ti ya te ha tocado, esos libros cargados de futuro, es un gran honor y una importante labor social y cultural. Ver la sonrisa y la admiración de otros en el recital fue un sumo placer.


Su vida es una vida de película, desde el riesgo vivido en las Villa Miserias argentinas donde ejercía tareas de psicoanalista en las maternidades y donde, alguna vez, fue recibido con ráfagas de disparos. Su recital en Buenos Aires de Yo Pecador, rodeado de militares armados y cientos de personas abarrotando la sala para escuchar los poemas. Su viaje a Cuba para impartir conferencias y los inconvenientes surgidos en la dictadura militar. Sus relaciones con grandes poetas, como Raúl González Tuñón, al que Menassa se dirigió de jovencito con una libreta de poemas y el consagrado poeta recomendó tirar los poemas y mejorar.
Cuando se comparte una conversación con un maestro como Menassa, maestro en la poesía y maestro en el psicoanálisis, ninguna palabra está dicha al azar. Importantes personas habrán pasado por su diván, aunque ya sabemos que hay quienes no reconocen haber necesitado ayuda para crecer. Quién sabe si políticos, jueces, maestros, empresarios, médicos de renombre se tumbaron para producir otra inteligencia en sus vidas. Ahora, cuando llega el reconocimiento, la candidatura del Premio Nobel de Literatura, muchos pensarán: “yo conocí al gran Menassa”, “recuerdo cuando hablaba en su diván”, “si hubiera seguido sus indicaciones mi vida ahora sería otra”…Quién sabe…


Otros, aún tienen la oportunidad de tenerle como psicoanalista, otros aún somos sus discípulos y queremos alcanzar algo de esa maestría que muestra en sus libros, en sus interpretaciones, en su trato con las personas. Siempre tiene un gesto amable con todos, desde el camarero, hasta el conserje, desde una mujer desconocida, hasta un periodista curioso. Todos reciben la palabra necesaria y todos son tratados de forma diferente.

Ahora nos toca organizar y esperar la próxima visita, mientras tomo un ave con dirección Madrid para estar con él en la inauguración, el sábado, de su muestra de pintura “Amores de Navidad, 39 aniversario” y en el recital poético que ofrecerá a continuación. Siempre algún poema eriza tu piel, siempre algún giro de la voz conmueve tus sentidos, alguna nota de la guitarra te encandila.
Esta fue mi semana, pero habrá muchas otras para compartir.



Helena Trujillo Luque
Psicoanalista Grupo Cero

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